En época de cría presenta organización social bien definida con grupos de cría de poliginia moderada, con grupos de machos territoriales solitarios que tratan de retener a las hembras y grupos marginales que mantienen su interacción con los grupos de cría. El criadero tiene grupos satélites de machos adultos jóvenes y líneas frontales de machos que no consiguen hembra. De este modo, los grupos reproductores constan de un centro reproductor (hembras y machos) y conjuntos periféricos que no penetran al área de cría. También coexisten grupos de machos subadultos (Ximenez 1976).

A fines del mes de noviembre los machos adultos toman posesión de territorios y durante diciembre se forman los harenes, constituidos por cuatro a nueve hembras por macho. Las pariciones se realizan entre diciembre y enero. El parto se produce entre el tercer y cuarto día posterior al arribo de la hembra. Estas son cubiertas nuevamente por el macho, entre el tercer y noveno día posterior al parto, al presentar estro. La cópula se realiza en tierra, abandonando el macho su territorio una vez terminada la temporada de crianza. Al décimo día comienza el adiestramiento del cachorro el que incursiona en el mar a partir de los dos meses. Se han registrado mortalidades de hasta el 50% de los neonatos y cachorros durante los primeros 15 días de iniciada la cría. 

Consume fundamentalmente peces, cefalópodos, crustáceos y pingüinos. En Valparaíso se le ha observado ingiriendo jibias (Disodicus gigas) (Sielfeld 1983). 

Especie litoral asociada a litorales de tipo rocoso que ofrezcan grietas y cuevas aptas para su reproducción, desarrollando hábitos pelágicos durante el período no reproductivo, en los cuales puede ser avistada en playas de poca pendiente e incluso de tipo arenoso.

Áreas Protegidas donde la Especie ha sido Reportada

Introducción

Han sido cazados por los indígenas de Sudamérica por miles de años y por europeos desde el siglo XVI para alimento, aceite y peletería (Rodríguez & Bastida 1998). Chile presenta un largo historial de captura, iniciado con los aborígenes que poblaron el litoral de Chile (Bonner 1982), especialmente en el norte del país (Bittman 1978), mientras que en los siglos XVI y XVII las capturas se usaban en las tripulaciones para abastecimiento de carne y combustible de iluminación con la grasa (Aguayo & Maturana 1973a). En la zona centro-sur hay registros de capturas ilegales para la obtención de grasa con fines medicinales, pieles de cachorros para peletería y carne para el consumo humano, especialmente durante las faenas de pesca de las regiones X, XI y XII (Torres et al. 1990), corroborado por Sielfeld (1983) quien indica que en la zona austral se emplea como carnada para la centolla.