El gato andino (Oreailurus jacobita), también llamado gato montés andino, gato jacobita, “chinchay” en quechua o “titi” en Aymara, es uno de los felinos menos conocidos a nivel mundial. Hoy en día esta especie ha sido científicamente denominada Leopardus jacobitus, reconociéndose su parentesco con otros gatos manchados de Sudamérica, entre ellos el ocelote (Leopardus pardalis). El gato andino posee tamaño mediano (4 kg promedio) y aspecto robusto, con un pelaje en el que predomina el color gris ceniza con manchas irregulares café amarillentas en el cuello y a ambos lados de la espalda. En la cara posee unas líneas negras semicirculares que bajan desde los ojos hacia las mejillas, así como también coloración blanquecina alrededor de la boca, pero con la nariz negra. Las partes ventrales del cuerpo, especialmente cuello y pecho, son blanquecinos. En las extremidades, que son de coloración general gris, poseen líneas transversales negras difusas. La cola es muy larga (1/3 o más de la longitud total del animal, medido desde nariz a punta de la cola), se aprecia gruesa y de aspecto felpudo, que se caracteriza por poseer de seis a nueve anillos de tonalidades grises, separadas por una línea central café. El gato andino es uno de los felinos menos conocidos a nivel mundial. Un estudio sugiere que este felino proviene de un ancestro común al ocelote y al margay, respectivamente ( Leopardos pardalis, L. weddii) ( Johnson et al. 1998). |