El macho y la hembra, previo al apareamiento, realizan un cortejo en el agua, que implica movimientos con el cuello, giros laterales de la cabeza, emisión de sonidos, además de la introducción del cuello varias veces en el agua. Se aparean de por vida, usual en parejas (Muñoz-Pedreros 2003). La época de reproducción comienza a mediados de octubre y puede prolongarse hasta fines del mes de noviembre. Normalmente anidan una vez por año, pero es posible que algunas parejas vuelvan anidar si comienzan temprano en la temporada. Los nidos los construyen muy cerca del agua, en lagunas o lagos, a veces también en islotes, entre juncales espesos para lo que usan el mismo material para la construcción, juncos y plantas acuáticas, algunas plantas terrestres como coiron y acolchado con lana de oveja, de tamaño bastante grande. Pueden poner entre 4 a 8 huevos, de coloración blanca. La hembra es la que hace toda la incubación, aunque el macho permanece atento en las cercanías cuando ella sale a alimentarse, protegiendo activamente el área de su nido atacando a los intrusos. Aunque es un ave pacífica, durante la época de reproducción el macho se vuelve agresivo atacando a quién quiera acercarse. Los pichones nidífugos nacen cubiertos de plumón blanco. Es común ver a la hembra transportando a sus pichones sobre el dorso, durante los primeros días luego de la eclosión. Como otros cisnes, es muy natural ver a los polluelos del cisne de cuello negro sobre uno de los padres. Se esconden debajo de las alas, de vez en cuando asomando la cabeza. Los adultos permanecen la mayor parte del tiempo en el agua y cuando las crías desean descanso, o calor, se trepan por la parte posterior del padre o la madre. Ambos padres son dedicados y permiten a dos o tres polluelos permanecer bajo sus alas al mismo tiempo (Muñoz-Pedreros 2003). |