De día se diferencia del tucúquere por las bases uniformes de las primarias (Jaramillo 2005).

Usualmente en pareja. Exclusivamente nocturno. Pasa el día posado en una rama, cerca del tronco principal para protegerse y descansar. Sedentario. Acostumbra nidificar en agujeros de árboles maduros. (Martínez & González 2004). En Argentina hay registros de nidificación en nidos abandonados de otras rapaces (Housse 1945, Canevari et al. 1991). Su nombre es onomatopeya de sus fuertes vocalizaciones (Ko-ko-ko-ko, ko-ko) (Martínez & González 2004).

Nidifica en agujeros de árboles maduros aunque también lo hace dentro de plantaciones de pino insigne (Pinus radiata) (Estades et al. 1998). Pone de dos a tres huevos blancos, en donde el tiempo de la postura se prolonga desde octubre hasta diciembre o enero (Goodall et al. 1951).

Se ha sugerido que esta especie posee hábitos dietarios generalistas (Ippi & Rozzi 2004). En este sentido Martínez (1993) y Martínez & Jaksic (1997) encontraron que los micromamíferos de hábitos nocturnos, arborícolas y escansoriales, eran las presas más frecuentes de S. rufipes en el bosque valdiviano. En el límite norte de su distribución, Díaz (1999) encontró una dieta compuesta mayormente por roedores, incluyendo también reptiles e insectos. Las aves también formarían parte de su dieta habitual (Ippi & Rozzi 2004).

Esta especie se especializa en bosques densos y maduros desde el nivel del mar hasta los 2000 m (Martínez & González 2004). En la mayor parte de su distribución, se encuentra presente en el cerrado dosel del bosque de Nothofagus. Sin embargo, en el norte de su distribución, usa zonas  más altas de bosques arbustivos en los valles más fríos. También se le encuentra en las plantaciones de pino más antiguas (Jaramillo 2005).

Sin Información

0-2000 msnm

Distribución de Provincias en Chile

Distribución de Territorios Especiales en Chile

Áreas Protegidas donde la Especie ha sido Reportada

Introducción

En Chile, Jaksic & Jiménez (1986) han señalado que esta especie se encuentra en declinación a nivel nacional debido a pérdida de hábitat.

De hecho, de acuerdo con Lara et al (2012) la cobertura boscosa y de la vegetación de la ecorregión de los bosques valdivianos lluviosos de nuestro presenta una reducción de casi el 50% de su cobertura entre la llegada de los colonizadores y los tiempos actuales; dicha reducción se explica por el reemplazo del bosque nativo por praderas y matorrales, áreas agrícolas y, a partir de 1974, por plantaciones forestales.

La fragmentación progresiva del bosque nativo ha sido asociada con un dramático cambio en la estructura y composición del bosque templado de Chile; si este proceso de fragmentación continúa, la habilidad de los remanentes de bosque para mantener su biodiversidad y procesos ecológicos se ve significativamente disminuida (Echeverría et al 2007).

En el caso del bosque maulino, (Echeverría et al 2006) evaluaron, mediante imágenes satelitales, los patrones de deforestación y fragmentación de una zona de la costa de la Región del Maule, entre los años 1975 y 2000, registrando uno reducción del área de bosque nativo de un 67% en el periodo, lo que equivale a una tasa anual promedio de pérdida de bosque del 4,5%; la fragmentación fue asociada a una disminución en el tamaño de los parches de bosque y un rápido incremento en la densidad de pequeños parches.

Desconocido.