Es de tamaño grande y robusto (longitud hocico-cloaca = 110) y la cola alcanza una vez y media la longitud del cuerpo. La cabeza es más larga que ancha y el cuello plegado lateralmente. Presenta 150 a 159 escamas al rededor del medio del cuerpo. Las escamas dorsales son redondeadas y lisas, siendo más grandes en los flancos. Las escamas vertebrales no forman peine, aunque se distinguen las adyacentes (Ortiz 1980). Las escamas ventrales son redondeadas, lisas e imbricadas. El colorido general es gris, gris azulado, café claro, café oscuro o rojizo, con puntos blancos o marrones. Presenta un patrón de coloración atigrado característicos, compuesto por bandas transversales negras que conforman un anillado fino incompleto en su cola (Ortiz 1980, Demangel 2016). En los costados del cuello exhibe dos líneas longitudinales negras paralelas, la superior es postocular y se extiende hasta el hombro, mientras que la inferior es subocular y se extiende hasta la región antehumeral. El vientre es blanco azuloso o grisáceo, con aproximadamente diez cintas negras transversales ubicadas entre el hocico y las extremidades anteriores. En algunos ejemplares el patrón de coloración es difuso. El patrón de coloración se modifica con la edad, algunos ejemplares de edad avanzada presentan melanismo parcial o casi total. Los juveniles tienen el patrón de coloración característico bien definido (Demangel 2016).
Nota taxonómica:
Donoso-Barros (1960) nombró este taxón como la subespecie Tropidurus thoracicus tarapacensis. El mismo autor años más tarde lo consideró como nomen nudum y lo describió como Tropidurus tarapacensis, asignando como terra typica al Desierto de Tarapacá (kilómetro 10.000). Ortiz y Serey (1979) concluyen que existen dos grupos morfológicos y relacionan a T. tarapacensis con T. peruvianus theresioides. Frost (1992), realizó un análisis filogenético del género Tropidurus, reviviendo el género Microlophus y asignándolo a las especies de Tropidurus de la vertiente occidental de la cordillera de los Andes. El mismo año Núñez y Jaksic (1992) pusieron en duda la existencia del entonces Microlophus tarapacensis.
Núñez y Veloso (2001) mencionaron a Microlophus tarapacensis como una especie endémica de la Región de Antofagasta y con una distribución en la zona occidental de la región, sin embargo, no precisaron una localidad específica. Escobar (2015) realizó un análisis multivariado del género Microlophus y sugirió considerar a M. tarapacensis como sinónimo de M. theresioides. Demangel (2016) sí consideró a M. theresioides como una especie diferente de M. tarapacensis y mencionó que esta última se distribuye en la Cordillera de la Costa de la Región de Antofagasta, coincidiendo con Núñez y Veloso (2001), además, dio localidades específicas, argumentó similitudes en color con la ilustración de la descripción original, con la escamación de la muestra tipo y con los datos presentados por Donoso-Barros (1966), y además, sugirió que existen errores en la distribución propuesta en Donoso-Barros (1966). Mella (2017) también menciona a las poblaciones de Microlophus de la Cordillera de la Costa de la Región de Antofagasta como M. tarapacensis, coincidiendo con lo expuesto por Núñez y Veloso (2001) y Demangel (2016). No obstante, Mella (2017) también incluye dentro de M. tarapacensis a las poblaciones de la Cordillera de la Costa de la Región de Tarapacá.
Benavides et al. (2007) realizan un estudio filogenético molecular del grupo pero no incluyen este taxa.
Para efectos de esta evaluación se considerará a M. tarapacensis como una especie válida dado que es lo que presenta mayor consenso científico (Donoso-Barros 1960, Ortiz y Serey 1979, Ortiz 1980, Núñez y Veloso 2001, Demangel 2016, Mella 2017). |