Es un animal semi-acuático que vive en colonias familiares que construye y mantiene diques o represas en rios y arroyos. Dentro de este estanque construye una madriguera que sobresale del agua con entrada subacuatica y que le sirve de refugio y para la crianza. Aparte de la madriguera o castorera, almacena alimento constituido por ramas en gran cantidad en otro sector de la laguna, la llamada pila de forraje que le proporciona alimentacion en invierno. La especie es activa durante todo el año, con marcada actividad nocturna. Los adultos no son migratorios La colonia o familia representa la unidad funcional de la poblacion y esta constituida por un macho, una hembra y las crias del año anterior, que ocupan un estanque o una sucesion de varios estanques en un curso de agua y utilizan una pila de forraje común (comedero) (Lizarralde et al. 1996, Long 2003).
Es considerado un ingeniero ecosistémico arquetípico, que modula la disponibilidad de recursos para sí, como para otras especies, al modificar el estado físico de factores bióticos y abióticos en los ecosistemas que habita (Jones et al. 1994, 1997)
En mitad de un lago edifica una presa con troncos, ramas, piedras y barro. Todo esto lo hacen con el fin de conservar firme el nivel de agua y acrecentar su profundidad. El dique obtiene una altura de 1.5 m de altura. La madriguera tiene un servidor central con el suelo sobre el nivel del agua y 2 entradas que son fabricadas con musgo, ramas, hierbas y fango. Cada año este animal realiza modificaciones a sus casas poniéndolas más grandes. Es principalmente nocturno, pasa la mayor parte de su tiempo comiendo y construyendo. Se muestra agresivo con los que consideran curiosos y pueden actuar de manera violenta. También pueden atacar a seres humanos si están cerca de sus construcciones.
Los castores viven en madrigueras junto a su familia con 10 miembros aproximadamente: pareja, crías y los jóvenes. Los progenitores cumplen con los cuidados y defensas para su familia, mientras que los más pequeños pasan el tiempo jugando.
El castor tiene un gran impacto en los ecosistemas, ya que las presas alteran el flujo de los ríos y pueden inundar cientos de hectáreas. Las presas evitan la erosión y elevan el nivel freático, lo que ayuda a purificar el agua a medida que se acumula el limo y descompone las toxinas. A medida que se acumulan sedimentos y escombros, el carbono aumenta y el nitrógeno disminuye. Los cambios químicos alteran el tipo de invertebrados, y la nueva fuente de agua atrae nuevas especies de aves, peces y anfibios. La madera inundada muere y el bosque se convierte en un ecosistema de aguas abiertas. Con el tiempo, las presas abandonadas decaen y aparecen praderas.
Los castores son excelentes nadadores y pueden permanecer bajo el agua hasta 15 minutos. Alarmados, golpean el agua con sus colas, advirtiendo a otros que se refugien bajo el agua. No hibernan, sino que salen regularmente del albergue durante todo el invierno para obtener alimento de un escondite sumergido, debajo de la superficie congelada, anclado en las cercanías. |